Para la gran mayoría, por más que sea una cuestión táctica, el reto de Pep Guardiola a Erling Haaland y el empujón al cámara que tomaba esa situación fue excesivo desde todos los aspectos. Una cosa es la exigencia que le puede imprimir Guardiola a sus futbolistas, pero otra muy distinta es cuando se excede un límite y tras marcar dos goles, Haaland no merecía un grito semejante de su entrenador.

Guardiola intentó bajarle los decibeles a la situación: “No hay ningún problema. Se trataba de una conexión con los jugadores. Quería el balón detrás de él y ese balón no tiene que estar detrás. A veces hay que tener paciencia para encontrar el momento adecuado. Él no estaba frustrado, yo no estoy frustrado. En el fútbol pasa. No hay que ser dramático. Hizo dos goles y está contento”. 

Luego de ello, se esperaba la palabra de Haaland, que mientras Guardiola lo retaba, no emitía reacción alguna. Sin embargo, tras el partido, Haaland mostró de qué está hecho porque nunca pensó ir contra Guardiola y hasta en cierto punto le dio la razón.

“Ese incidente fue de la última acción en la primera mitad, porque me enojé un poco con Bernardo (Silva) por no jugar conmigo, entonces ahí Pep se enojó un poco conmigo. Pero no sucede nada, es un buen comienzo para el primero juego”, empezó explicando Haaland con Sky Sports.

El delantero noruego, que lleva 55 partidos jugados en el City y 54 goles marcados, continuó: “Trato de concentrarme todos los días y digo todo el tiempo que es un placer trabajar con Pep. Tengo que seguir desarrollándome porque todavía soy joven, no debemos olvidar eso. No creo que haya nadie mejor de quien aprender. Tengo que seguir desarrollándome y disfrutar del caos que me rodea y rendir en el campo”. 

De esta forma, Haaland decidió ponerle frío a una situación caliente, al límite y un tanto innecesaria. Manchester City terminó ganando 3-0, Haaland fue la figura y ahora Guardiola tendrá que preparar la Supercopa de Europa que jugará contra Sevilla, el próximo miércoles.