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En una final dramática en Budapest, Sevilla se consagró campeón de Europa League tras empatar 1-1 en los 90 minutos y en la prórroga contra AS Roma. La gran final se definió desde los penales, donde Sevilla fue categórico: convirtió cuatro de los cuatro que pateó, mientras que AS Roma falló dos, Mancini e Ibáñez. La definición quedó a cargo de Gonzalo Montiel que no falló y sentenció todo. Para Sevilla es continuar con un invicto tremendo ya que ganó siete finales de siete que disputó y es el rey absoluto de la Europa League.

Tras la consagración, quien se robó el show fue José Mourinho. El entrenador de AS Roma juntó a su equipo en la mitad de cancha, le dio un discurso, felicitándolos por lo hecho, luego llevó a sus jugadores a saludar a la hinchada y luego de ello, llegó lo peor. Mourinho fue el primer en ir a buscar la medalla, antes que los árbitros y salteándose el protocolo de premiación. 

Ceferín, presidente de UEFA, intentó calmarlo pero no hubo caso. Al recibir la medalla, Mourinho se la quitó y se fue directo al vestuario. Comúnmente, los primeros en ser premiados son los árbitros y luego el equipo perdedor, sin embargo, Mourinho expuso todo y no quería estar más en el campo de juego. 

No obstante, antes de ello, Mourinho decidió tirar la medalla a la tribuna de la Roma para luego meterse al túnel de vestuarios. Para Mourinho esta final es dolorosa porque es la primera que pierde en su carrera ya que antes había ganado dos veces la Champions League, dos veces la Europa League y una de Conference League. 

Tras el partido, Mourinho explicó: “Siempre lo hago, yo solo me quedo con las medallas de oro, es decir cuando gano. A los futbolistas les expliqué que del campo saldríamos muertos o ganando. Nos vamos muertos, lo dimos todo, no alcanzó. Tuvimos muchas cosas en nuestra contra, y un árbitro que no expulsó a Lamela y no nos dio un penal”.