AS Roma fue a Alemania con una misión clara: hacer todo para defender el 1-0 logrado en la semifinal de ida y lo logró. José Mourinho armó una táctica defensiva en la que prácticamente renunció a jugar. El equipo italiano no pateó al arco en todo el partido y terminó con un 28 por ciento de posesión, mientras que el Bayer Leverkusen terminó con 23 disparos y 7 al arco, siendo ampliamente superior.

“Mi preocupación no es pasar a formar parte de la historia de la AS Roma, sino ayudar a los chicos a crecer como jugadores y ayudar a los romanistas como ellos me han ayudado desde el primer día. Quiero dar una alegría a esta gente, como la alegría de ir a una final europea. No sé si puedo pedirles algo más a los aficionados, pero estos muchachos se merecen algo especial el lunes cuando salgamos de Trigoria”, aseguró Mourinho tras el partido en Alemania. 

No obstante, los futbolistas del Bayer Leverkusen explotaron de indignación al final del partido. "Es una pena que un estilo de juego como este pueda ser recompensado en una semifinal de tan alto nivel. Esto es amargo, muy amargo. También para el fútbol. Pero tenemos que felicitar a nuestro oponente. Logró su objetivo de una manera asquerosa", opinó duramente Kerem Demirbay en RTL.

Otro de los futbolistas que se desahogó en rueda de prensa fue Nadiem Amiri: "Estoy hundido. No merecíamos que nos eliminara un equipo que no tiene nada que ver con el fútbol. Me pregunto cómo es posible, por cómo jugaron hoy y la semana pasada. Eso no es fútbol. Que un equipo así esté en la final es una locura".

El director deportivo del equipo alemán, Simon Rolfes también le dejó su palazo a Mourinho: "Después de cada tiro al arco había otro jugador en el suelo al que tenían que sacar en camilla porque estaba muy lesionado. Creo que todos los que estuvieron hoy en el estadio le desean mucha suerte al Sevilla en la final. Es triste que esta forma de jugar lleve al éxito".

Mourinho evitó contestarles a los futbolistas del Bayer Leverkusen y ya piensa en lo que será la final del próximo 31 de mayo en Budapest contra el Sevilla. El portugués ahora acumula seis finales continentales y ganó las cinco que disputó.