Una vez, antes del Mundial de México 1986, Carlos Salvador Bilardo le dejó una frase a sus dirigidos de la Selección Argentina entre los que estaba Diego Maradona: “No piensen en el dinero, ustedes ganen la Copa del Mundo y la gente los recordará por siempre”. Puede que Lionel Messi esté empezando a entender esa frase porque su postura y su actitud en Argentina es otra, inédita, inmejorable y disfrutable.
Desde que Messi ganó la Copa América 2021 en Brasil, su autoestima está por el cielo y disfruta de ir a Argentina. Sin embargo, con la Copa del Mundo en sus manos eso se potenció a la décima. Para el argentino, Messi pasó a ser indiscutible, un rey absoluto y eso lleva a prácticamente no poder tener vida social.
En la noche del último lunes, Messi apareció en uno de los restaurantes más caros de Buenos Aires, en la zona de Palermo y fue con su familia a cenar un asado. La gente se enteró de esto e hizo explotar el lugar. Cientos de personas se juntaron en la puerta del restaurante y bloquearon todas las salidas con un solo fin: ver a Messi, llegar a tocarlo o tenerlo a un paso.
Messi se fue de madrugada del lugar pero la gente seguía ahí y se necesito de presencia policial para que pueda salir. Las autoridades de seguridad hicieron un cordón para abrir camino y meter a Messi en su camioneta. El argentino vive un extremo de sensaciones y contextos: mientras en Paris lo desprecian y lo abuchean, en Argentina es el rey.