El contexto político-eleccionario en Brasil dividió no solamente a la sociedad de ese país sino también al combinado dirigido por el entrenador, Tite. Además de Neymar que recibió un duro cuestionamiento por parte de los adeptos a Lula Da Silva, Robinho es otro de los apuntados. El vínculo entre el ex jugador de Santos y Real Madrid surgió cuando el saliente presidente cuidó de que el hábil jugador no fuera extraditado a Italia luego de ser acusado de violación en Italia. La cuestión es que la justicia brasileña afirmó que no extraditarán al jugador, mientras que en Italia insisten en que cumpla la condena por violación. De hecho, según indica el sitio As, el jugador fue visto en una manifestación pro Bolsonaro después de la victoria de Lula Da Silva con el 50,9% de los votos.

Lo cierto es que ahora Robinho puede ir preso nueve años. La sentencia es firme, no queda lugar a apelación y la prisión será efectiva inmediatamente. En su momento, en una profunda entrevista con UOL Brasil, Robinho se defendió: "Cuando ella se acercó a mí, ella no estaba ebria, incluso porque ella recuerda mi nombre, recuerda quién soy. La persona que bebe no se acuerda de nada".

El otro acusado es el compañero de Robinho, Roberto Falco, que también recibió la misma condena. La justicia italiana está en condiciones de pedir la extradición de Robinho y Falco, pero la constitución de Brasil no permite el veto de brasileños, por lo que el ex futbolista cumplirá su condena en su país.
 

Robinho tuvo una carrera llena de altibajos aunque su comienzo fue una explosión desde todos los aspectos. En Santos lo señalaban como el sucesor de Pelé y por eso Real Madrid pagó 35 millones de euros en 2004. Tras cuatro temporadas de blanco, Robinho estuvo dos años en Manchester City, cuatro en el AC Milan, un año en Guangzhou Evergrande, dos en el Atlético Mineiro, dos temporadas en el Sivasspor y dos en el Estambul Basakehsir.