Paris Saint Germain terminó apretado contra Benfica y empató 1-1. El equipo francés tenía como objetivo llevarse los tres puntos de Portugal pero no pudo y el final fue de pierna fuerte, de roces intensos y calentura. Neymar, que jugó los 93 minutos, tuvo un final polémico pero no por una jugada sino por querer pelearse con el cuarto árbitro.
Neymar fue a saludar al cuarto árbitro al finalizar el partido, le dio la mano y al mismo tiempo, tapándose la boca, le reprochó un cobro. En lugar de dejarlo ir, el cuarto árbitro reaccionó de la forma menos pensada: le tiró del brazo y le apretó la mano sutilmente, al mejor estilo Tuchel con Antonio Conte. El brasileño se calentó y sacó rápidamente su mano.
Tras ese cortocircuito, Neymar se quiso pelear con el cuarto árbitro y tuvo que ser separado. Primero fue un colaborador, que también tuvo un reproche de Neymar cara a cara y luego fue Luizao, el ex futbolista del Benfica, ahora directivo, quien logró calmarlo, pero antes se cruzó con Hakimi. Neymar luego se tranquilizó y se fue al vestuario, pero si no lo calmaban iba a terminar peor.
El brasileño tuvo un buen partido, participó del gol de Messi, casi marca un golazo de chilena con su pie zurdo y luego estuvo activo en todo el frente de ataque durante todo el encuentro. Por momentos, Benfica abusó de la pierna fuerte para cortar el juego del PSG y eso habría sido una de las cosas que fastidió a Neymar.