Robert Lewandowski está en el centro de la escena de toda Europa. El delantero polaco llegó al FC Barcelona por 60 millones de euros y la expectativa está siendo colmada porque no para de hacer goles en el primer equipo. Luego de un año de ausencia y de duelo por el adiós de Lionel Messi, la llegada de Lewandowski vuelve a recuperar algo de ilusión para todo el barcelonismo, excepto para uno: Mario Jardel.

El ex delantero brasileño que jugó en el Gremio, en el Porto y en el Sporting Lisboa aseguró que él hizo lo mismo que Lewandowski y no tiene el reconocimiento que se merece: "No hay nadie que sea similar a mí, no. Yo entré en la historia, soy único. Lo digo con humildad. Yo entré en la historia, soy único. Lo digo con humildad. Lewandowski es un jugador que hace 45 o 60 goles por año. Lo que él hace yo lo hice durante seis o siente años seguidos. Entonces, si ahora fuese jugador valdría entre 150 o 200 millones de euros. Espero encontrar un Jardel en la vida para venderlo".

Mario Jardel logró ganar dos veces la Bota de Oro al máximo goleador de Europa: en1998/99 con el Porto tras anotar 36 goles y luego en la temporada 2001/02 con el Sporting Lisboa por meter 42 goles. Mario en Galatasaray y Porto también ofreció un gran rendimiento e incluso llego a anotar 10 goles en 13 partidos en la Liga de Campeones 1999-2000 con los del norte de Portugal. Jardel también llegó a marcar más de 30 goles durante seis temporadas seguidas: 35, 39, 38 y 56 goles entre 1996 y 1999 en el Porto, más un espectacular año en el Galatasaray de Turquía con 34 goles en 2001 y el primero en el Sporting de Lisboa en 2002, que fue de 42 goles en todas las competencias. 

"Estoy muy contento de estar aquí. Ha costado mucho estar aquí, pero al fin he llegado. Esto es maravilloso. Me encanta pertenecer a este club con tanta historia. Estoy muy contento, es un club con muchos títulos. Es un nuevo reto para mí. En fútbol siempre tienes que estar hambriento y yo lo estoy. Siempre quiero marcar y siempre quiero ganar. Quiero haces historia aquí", fueron las palabras de Robert Lewandowski en su presentación como nuevo futbolista del FC Barcelona y que obviamente, dolieron a todo el Bayern Munich, que hizo todo lo posible para retenerlo.