El Liverpool ganó un partido clave en su carrera a ganar nuevamente la Premier League. El Aston Villa le propuso un partido de pierna fuerte, friccionado y muy luchado en Anfield. El equipo de Klopp lo ganó por un gol de penal de Mohamed Salah, que no cayó en el juego de Dibu Martínez.
El arquero argentino, que suele hablarle al pateador o buscar provocarlo en cada penal, intentó decirle a Salah dónde debía direccionar su remate. Dibu le señaló su derecha, pero Salah remató bajo y cruzado, siendo imposible para argentino. Tres puntos claves para los de Klopp.